¿A quien no le trae un sentimiento de melancolia, el volver a mirar Los cuentos de la calle Broca?. ¿Es acaso por sus dibujos bizarros, o lo fantástico de sus relatos lo que nos embriaga?
El punto es, que por una gran coincidencia, el destino me hizo recordar aquellas caricaturas. Tal vez fueron las cheves que me tomé, o que por accidente haya logrado ver dos minutos del programa, que pasan en el canal 11 durante la tarde; no lo sé, pero es bueno recordar los buenos tiempos. En un mundo que gira tan rápido, y que cuando te detienes a mirar por unos instantes la televisión, sólo logras ver pura basura que ya ni siquiera embrutece, sino que aletarga a las personas mientras les licúa el cerebro. Los cuentos de la calle Broca siguen en pié, luchando contra esa decadencia de la televisión.
Mis amigos de mi generación y yo, siempre hemos opinado que el mundo televisivo, se ha modificado tan radicalmente desde hace unos 10 años hasta la fecha. Sin pretender sonar como un abuelito, "en mis tiempos" (jah), de la mucha violencia que encontrabas en la pantalla chica, como Ranma y medio, Los caballeros del zodiaco, Dragón Ball, y demás, siempre podías hallar buenos programas, para todos los gustos, ya fuesen desde documentales, temas educativos y entretenidos como El mundo de Beckman, hasta llegar a lo mas retorcido como Ren & Stimpy. ¿Pueden creerlo chavitos?, hace varios años ¡Ren & Stimpy tuvo una vez el horario estelar en el canal cinco! ¡a las cinco o seis de la tarde! (valga la redundancia con el canal). Ahora, lo que tienen es una Laura en América, a la cual corrieron del Perú (o de donde sea que la hayan desterrado) para traerla a adormecer mentes en México. El canal 5 ha sido dominado por la suavidad y vanidad de Nickelodeon, aunque sigue manteniendo alguno de sus clásicos, que entristece verlos, por el horario en que los pasan, y porque los han dejado atrás. La disidencia se mantiene aún entre el canal 11, el 22 y por unos cuantos programas del 40, esto en señal abierta.
Sin embargo, ante este hecho yo hago la propuesta de que sean selectivos con todo lo que vean, lean y escuchen (escuchar, no oir), "abrid los ojos, que todo lo verán más claro...". Volviendo al tema, es un gran deleite poder mirar otra vez aquellos capítulos. Sigo pensando que cada episodio es una obra de arte en sí misma. Ahora, con el criterio que el análisis histórico me puede dar, os aseguro, oh mi buen lector, que esta serie mantiene tantas alusiones a las tradiciones folklóricas francesas, y tantos elementos culturales, que bien podría ser estudiado por un antropólogo. Pero, mejor dejemos que los videos hablen por sí mismos.
Siendo esta la primera entrada de este blog, decidí hacerlo acerca de Eloficio de historiar, el cual fue motivado por un amigo que apenas salía de la prepa, y quien me preguntó cómo es la carrera que yo estudio. Ojalá y os agrade, comentarios y mentadas ya saben en donde las pueden escribir, y si son parte de este oficio, estaría chido que agregaran sus anécdotas, chismes, correcciones y demás. Los dejo con el texto...
La Historia como carrera en la UNAM
Parte 1
El elegir una carrera no es una cuestión sencilla. Es una dura decisión que te acompañará a lo largo de tu estadía en ella. Considerar la historia como vocación implica una gran responsabilidad. Lo que verán en las siguientes lineas no es más que mi forma de ver el "oficio" de historiar. Creo yo que una sola postura de cómo ver la carrera es insuficiente, y entre más testimonios pudieramos plasmar, lograrían serle de utilidad (espero) a los futuros compañeros, o a los que les sea interesante saber, qué rayos hace un historiador. Bueno, pues prestad atención a lo siguiente, que tal vez os horrorice lo que van a presenciar...
"Clío esta loca..." nos decía el profe Ibarrola mientras escuchabamos sus clases de Iniciación a la investigación. Nadie lo pudo haber dicho mejor. Piensen que tan complejo es el conocimiento histórico: siglos y siglos han existido las diversas civilizaciones en la faz de la tierra; cuantos avances tecnológicos, cuantas creaciones humanas, temas, momentos, episodios, etc., que puede abarcar la historia, y que la hacen inagotable e infinita. Ahora bien, ¿Qué es lo que hace un historiador?
El oficio
Recordando los libros de texto que llegamos a hojear en la prepa, en cuyas páginas parecen más bien ahuyentar a los que tienen, o tuvieron un vago interés por el pasado (debido a su naturaleza de síntesis), generalmente traen un párrafo al inicio, que versa en un tono muy serio: "los historiadores interpretan el pasado humano..." o " el historiador es el especialista que interpreta testimonios para comprender un aspecto pasado...". Esto, que a sabiendas no recuerdo tan claramente como versaban aquellas sentencias, pero de lo que estoy seguro, es, que enmarcan una de las actividades que se realizan dentro de una de las labores como historiador, y que ningún libro hace el favor de aclarar. Antes que toda esa parafernalia de interpretar el pasado, el historiador tiene como funciones básicas leer, escribir y explicar.
a] ¿Leer?
El que se quiera dedicar a este negocio y el que ya está dentro, sabe muy bien que los que tienen un gusto bastante anormal por lo pasado leen mucho. ¿Cuanto? demasiado, o como yo prefiero decir, leemos con las tres "C": un <<Chingo>>, en <<Chinga>>, y a lo <<Cabrón>>. La lectura es la materia prima por excelencia en nuestra disciplina, es lo que propicia que surjan nuevas investigaciones. ¿Qué tanto es un chingo? uuuuy.. si eres estudiante de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras (Hierbas) de la UNAM, te darás cuenta que tienes un texto en tu mano desde antes que salga el sol, hasta que se oscurece. No siendo temporada de examenes depende cuanta carga de trabajo tengas, puede oscilar entre un libro de 300 págs. leído en dos días, o entre 70 y 100 págs. la cuota estandar por día. Sé lo que están pensando: "ahh... así que los historiadores son unos ratones de biblioteca, que cuando no están leyendo se hallan roendo libros". Sepase pues, que la labor lo exige (no la de roer libros, claro), sin embargo, no es toda la complicada tarea que se realiza, por lo que regresaremos a este punto luego.
¿Qué tan en <<chinga>> se lee? leer <<en chinga>> no quiere decir un acto sistemático de pasar la hoja sin entender nada de lo que se dice, sino comprender cabalmente lo que se trata en determinado libro, es decir, captar la idea que intenta hacer explícita el autor, sin que tú como el receptor de ese mensaje, te quedes con una cara de ¿y que rayos quizo decir?. Se lee con cierto contratiempo encima, debido a la cantidad de lecturas, pero es bueno hacerlo lo mejor posible. En algunos casos (muy pocos en realidad), no se logran concluir del todo los libros, pero algo es mejor que nada, o mejor dicho, "más vale una lectura y un análisis incompleto pero bien realizado, que un resumen concluido y que no sirve para nada.." como dice el sabio sensei Granados (profe de la carrera).
Leer a lo <<cabrón>>: Los escritos nunca son uniformes entre un autor y otro. Cada uno tiene su estilo de redactar, y su modo particular de abordar los temas que manejan. Hay unos que cuando los lees dices: "demonios, esto resbala como la mantequilla, se lee tan, pero tan rápido que lo termino en lo que se acaba este café (suponiendo que tomes café)". En cambio, no todo puede ser miel sobre hojuelas. Hay otros en los que parece que descifras jeroglificos egipcios, letra cuneiforme o simplemente llegas a pensar que está escrito en otro idioma y tienes que traducirlo, ¿por qué? por la complejidad con la que el autor trata de explicitar el tema, es decir, no resulta tan clara la idea. Un ejemplo muy común, y que muchos de mis cofrades se asustan al mencionarlo, es un autor "cuyo nombre no quiero acordarme.." pero que de todos modos diré. José Gaos y sus <<notas sobre la historiografía>>, texto que ha traumatizado a tantos aspirantes a historiadores, y que, lo admito, fue mi dolor de cabeza en el primer semestre.
b] Escribir
La Historia tiene un lado artístico, que resulta ser el modo en que plasmamos una historia en el papel, independientemente si es para un trabajo de una materia en particular, una tesis, o una publicación. En la universidad, y sobre todo, en filos se tiene que escribir muchísimo. En general, los historiadores no estamos tan obligados a escribir con tanto carisma, con el que algunos escritores como Gabriel García Marquez o el fallecido Carlos Fuentes lo harían, aunque como bien lo dice el nombre de la carrera, tenemos la obligación, el gusto y el placer de narrar historia. El único requisito quizá, es explicar determinado proceso, tema, acontecimiento histórico, etc., con la mayor claridad posible, cuidando de ir hilando los temas y en su medida, conciliando la parte de fechas, numeros, nombres, datos, etc., junto con el relato. La ventaja de la disciplina, es que, dentro de su gran multitud de facetas, podemos darnosla de "cuentacuentos" (si algunos historiadores leyeran esto me hecharían pleito), entendiéndolo como el sentido de poder explicar de una manera libre algún tema determinado, y no como la primera idea que se viene a la cabeza al escuchar la palabra, y que alude a una persona que relata una historia sacándosela de la manga, o que pudiera haberla inventado utilizando algún estupefaciente o algo por el estilo. Sin actuar con tanta condescendencia, yo le tengo una infinita gratitud, a cualquier autor que escriba claramente, y que llegue a explicar (sin llegar al paroxismo) casi hasta con manzanitas y peritas.
La ventaja de que la Historia sea una ciencia (porque lo es), donde se escribe mucho, radica en que nuestras investigaciones llegan a ser vistas y comentadas por los profesores, ya que, enserio que si se toman el tiempo para leer los trabajos. Algunos de estos escritos, incluso sobrepasan el ámbito académico, donde las más sobresalientes, llegan a ser publicados, y otros aún más afortunados trascienden fronteras, llegando hasta alcanzar países distantes. Cada historiador y estudiante de historia es un cientifico a su manera, aunque no portemos bata ni tengamos que diseccionar animales. Punto para la disciplina.
c] Explicar
La explicación va un poco de la mano con la escritura. Ante todo, los que están dentro del negocio en estos tiempos, creen firmemente que el conocedor del pasado humano, debe explicitar ese conocimiento, y sobre todo, dar una explicación coherente. Todos los del oficio (me incluyo), tenemos un fetiche con la palabra <<interpretar>>, que no es más que dar una explicación sobre determinado asunto que le competa a la historia. En común, hay tres sitios (que yo conozco) donde se realiza esta actividad: 1) en el salón de clases, porque los historiadores somos profesores por naturaleza, por convicción y por deber; 2) En conferencias, cuya labor se reserva para algunos pocos, motivados por una razón indeterminada y 3) Realizando labores de difusión cultural, es decir, básicamente donde se pueda y al público que se deje.
En este punto interviene también nuestros dotes de cuentacuentos, ya que el explicar no es una labor sencilla; generalmente requiere mucho entrenamiento. Uno debe saber ante qué público se enfrenta: Si es académico especializado, un cuerpo estudiantil, o si sólo un puñado de personas te presta atención por convicción. Se necesita saber un poco sobre esas artes, para hablar frente a una multitud de personas: dominar tu lenguaje, tus acciones, mantener al público "en suspenso", y sobre todo "saber contar la historia". Por este medio y por la lectura es donde nace el gusto por el pasado. Esta cualidad se adquiere con los años, y sólo la experiencia puede ayudar a manejar esta cualidad, por eso los abuelos son tan excelsos narrando anécdotas y curiosidades. La habilidad del tlatoque o <<el que habla>>, se logra con la constante práctica.
Lo extravagante
Ser un historiador significa conocer de todo, no sólo de historia. Hay veces que se requiere ser un adicto a las peliculas, tener un bagaje cultural tan vasto como se pueda, y una conexion con el arte.
Como he dicho, el campo de la historia es tan amplio, que hay historiadores del cine, de los grupos culturales, de las ideas, guerras, mentalidades, imaginarios, artes, ciencias, procesos, cambios, y un largísimo etcétera, que se simplifica con decir que se puede historiar casi cualquier cosa que posea una relación humana y una fuente, rastro, vestigio o como se le quiera llamar. También tiene este rubro sus limitaciones, el cual es una complejísima explicación en la que no abundaré. Todo esto es un punto a favor para la historia, porque rompe con el clásico estereotipo de que la disciplina sólo se enfoca en guerras, paises y su conformación como naciónes, haciendo una revisión desde un pasado lejano hasta la actualidad. Es una postura errada y muy tradicional, quien piense que el estudio histórico sólo se trata de tomar en cuenta fechas y más fechas, o que los únicos datos que valen son los plasmados en papel, y que se hallan en archivos viejos.
En cuanto a los archivos: Si tienen ese espiritu aventurero, sabrán que tan interesante resulta ir a un archivo. Por ejemplo, cuando yo entré por primera vez al Archivo General de la Nación, claro como investigador, sentía cómo esa actitud dramática de ser una especie de perito, como los que salen en CSI, o algún otro programa de tele que resuelva casos de esa indole, donde al ponerte los guantes de látex, te preparas mentalmente a observar "la escena del crimen", es decir, el archivo que consultes. Yo observé uno inquisitorial del siglo XVI, muy viejo por cierto, que estaba escrito en un castellano que no se entendía nada. Al final, no supe si la persona condenada la absolvieron o prosiguieron con su auto de fe. Como sea el caso, algunas otras fuentes como pinturas se encuentran en distintos lugares, lo que te obliga a viajar hasta donde esté, y practicarle un minuscioso análisis. Se me ocurre comparar esta labor con una pelicula, El tesoro perdido, protagonizada por Nicolas Cage, y que sin duda alguna, se asemeja a la construcción de una historia: vas al lugar a donde te empujó tu fuente, tienes un indicio de una pista (fuente o testimonio), la buscas, y cuando la encuentras, esa misma te remite a otras y otras más, hasta que acompletes el material suficiente para lograr hilar la historia. No sé si sea una lástima o una alegría, no correr el mismo peligro que Cage.
Para cerrar esta primera parte, les dejo un video del programa Discutamos México "capítulo 33", para que se den una idea del trabajo de dos historiadores muy cabrones (jeje).